La pena por los errores cometidos y el deseo de cambiar las
cosas no modificará la realidad. Cuando nos comportamos de forma incorrecta hay
que disponerse a reparar las consecuencias y comprometerse a no repetir dichos fallos.
Cuando tomamos decisiones importantes hay que valorar detenidamente la
situación y no desentenderse de lo que hemos provocado. Cuando metemos la pata
hay que saber rectificar si se puede o arreglar la situación que has generado, tratando
de ver las oportunidades alternativas a nuestro alcance. Hay que aprender a renovar aquellas cosas que
sea posible.
Tomar decisiones es a veces arriesgado y podemos
equivocarnos en la forma de actuar. Además existen factores que uno no puede
mejorar porque dependen del azar. Cuando las cosas nos salgan mal habrá que
valorar qué parte se debe a la suerte y qué parte a nuestra propia persona. Hay
que ser valientes y asumir nuestra parte de responsabilidad. Es absurdo
considerar que nunca nos equivocamos ya que cualquier persona posee sus propias
limitaciones. No debemos caer en la soberbia y tenemos que aprender las
lecciones elementales que nos da la vida.
Cuando un problema aparece porque tú lo provocas no te
quedes parado, intenta cambiar la realidad en la medida de lo posible. Así
trataremos de construir una vida mejor para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario