martes, 23 de septiembre de 2014

TENER UNA IDEA ADECUADA DE UNO MISMO

Ser egocéntrico y creer que todo el mundo gira a tu alrededor provocará un orgullo desmesurado. Nadie es más que los demás. En la práctica el narcisismo provocará que tan sólo tratemos de querer ser más que el otro. Convencernos de nuestra valía no implica que haya que convertirse en un soberbio.
Será más beneficioso mirar por nuestra evolución personal y realizar un balance equitativo en cuanto a nuestras características, teniendo en cuenta tanto nuestras capacidades como los defectos personales. Una excesiva valoración propia es tan mala como una infravalorización ya en un caso creeremos que el mundo gira en torno a nosotros, y en el otro nos llevará a auto-despreciarnos.

La realidad a veces provoca que se disparen nuestros sentimientos por lo que hay que aprender a reducir el impacto de estos en nuestra autoestima. Para superar las secuelas que nos haya dejado un golpe vital no habrá que someterse al castigo de verlo todo malo en la vida. En cambio, convendrá ser más flexibles al observar la realidad propia y tender a recomponerse. Cuando nos ocurra algún trauma no tendremos que tener grandes terrores. Tampoco hay que martirizarse con sentimientos de culpa ni desesperarnos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

EXPRESAR LO QUE SENTIMOS Y PENSAMOS REALMENTE

La expresión de lo que pasa por la cabeza de uno y tenga en su corazón debería hacerse de una forma directa. Hay que aprender a transmitir a los demás lo que uno piensa sin miedo al rechazo. No deberíamos estar condicionados por la opinión de los demás
Dar información sincera de nosotros mismos con suficiente autoconfianza hará que nos sintamos bien. Si nos inhibamos en exceso con respecto a lo que pensamos y sentimos, daremos una imagen propia falsa.
El miedo excesivo a mostrarnos tal cual somos nos bloqueará e impedirá corregir determinados fallos personales. Para seguir creciendo será bueno actuar sinceramente ya que así lograremos detectar errores que cometemos.
Por otra parte, debemos aprender a aceptar las críticas que recibamos. Tenemos que procurar no sentirnos heridos si alguien nos advierte de algún defecto. En cambio, sería positivo que nuestra sensibilidad no fuese muy grande para no desgastarnos de estrés personal.

No debemos rechazar directamente los consejos o comentarios que recibamos a causa de sentirnos atacados. Ser demasiado susceptibles nos llevará a estar demasiado atentos a todo lo que hagamos y a las reacciones de los demás, necesitando continuamente recibir halagos externos.