Cuando las cosas nos vayan mal
hay que adaptarse a las nuevas circunstancias. No dejar que los acontecimientos
que nos desborden ni actuar descontroladamente. Actuar en base a reflexiones sin
dejarnos llevar por los impulsos.
No quedarnos anclados en el
pasado. No hay que estar continuamente comparando nuestro estado actual con uno
anterior. Es importante aprender a mirar adelante sin estancarse en cosas
previas. Hay que abrirse caminos hacia cambios que nos permitan evolucionar.
Muchas ideas o soluciones que nos hayan sido útiles cuando en etapas anteriores
pueden no ser convenientes actualmente. Procuremos evolucionar.
Aprovecha el silencio a favor
propio. Guardemos momentos de silencio que nos permitan profundizar en ciertas
cosas. No hay que utilizarlo para obsesionarnos con nuestros problemas sino
para tomar las decisiones que sean oportunas. Desconectar un poco cada día del
mundo objetivo nos ayudará a reflexionar sobre nuestra vida diaria. No hay que
tener miedo a estar solos puesto que meditar en silencio nos podrá ayudar a
encontrarnos con nosotros mismos, y despertará nuestra inteligencia creadora para
tomar buenas decisiones.
Rechaza pensamientos destructivos
que sólo te llevan a dar un mal uso de
tus capacidades. Piensa en positivo.
Que los problemas por muy graves
no nos quiten el sueño. Controlemos nuestra excitación nerviosa de forma que
nos permita descansar y no perder la calma tanto como para estar siempre con
los ojos abiertos. No debes malgastar tu vida en darle vueltas a tu cabeza
pensando continuamente en los problemas. Para conciliar el sueño deberíamos centrarnos
menos en nuestras limitaciones y más en nuestras capacidades.