Para ir por la vida es más sencillo y constructivo hacerlo
mirando hacia delante. Aquel que se hace prisionero de su pasado tendrá muy
difícil evolucionar.
Para poder iniciar un nuevo camino es necesario dirigir los
pasos hacia el futuro. Por haber sufrido
una mala experiencia no está justificado quedarse mirando siempre atrás. En
cambio, habrá que tratar de superar sanamente los traumas y disponerse a
elaborar una nueva vida. No permitas que tu pasado te atrape de manera que te
sea imposible elaborar proyectos nuevos. La mala experiencia del pasado algo nos enseñará y no debemos
considerarnos culpables. Esa mala experiencia no tiene por qué convertirse en
una constante en tu vida. Centrarse siempre en lo mismo te paralizará, además
de ser aburrido.
Es muy importante la actitud que empleemos en nuestra lucha
diaria. Jamás debemos tener pensamientos tales como que la vida es así y que
eso es lo que nos ha tocado vivir. No hay que caminar llevando lágrimas en los
ojos sino sintiéndonos luchadores incansables. La vida no cambia aleatoriamente
sino que está dirigida en gran parte por lo que nosotros hacemos. En realidad, la
suerte también es un factor influyente, pero lo más importante es nuestro
propio comportamiento. Tener buena suerte no es fruto únicamente del azar sino
que realmente hay que actuar para lograrla. A aquel que dice que es el azar le
ha dado cartas malas para jugar la partida, debería saber que a lo mejor también
él mismo ha hecho una mala jugada. Dentro de nuestro terreno de acción, por
reducido que sea, tenemos siempre varias posibilidades y es muy importante tu
elección. Planifiquemos, disfrutemos y aprovechemos todo lo que podamos la
vida.