Procuremos que el reflejo
propio que veamos en el espejo sea digno de mirar.
Para ello será bueno desarrollar una autoestima favorable
que nos facilite tener un gran amor propio. Por eso no hay que menospreciarnos
cuando hagamos algo mal sino aceptar que no somos seres perfectos.
Es favorable formar un buen sentimiento de valía personal
que nos ayude a desarrollar expectativas propias buenas. Percibirnos desde un ángulo positivo, sin
necesidad de ser orgullosos, facilitará que no desarrollemos complejos de
inferioridad. Cuando cometamos involuntariamente un error no deberíamos crear un
prejuicio negativo hacía nosotros mismos. Es parte de nuestro aprendizaje
cometer errores. Para ello, dedica un espacio de tiempo al día para
reflexionar.
Carecer de autoconfianza no debería ser el efecto de los
fallos involuntarios que uno cometa. El amor propio tendría que ser superior a los
castigos que uno se conceda al realizar cosas mal.