lunes, 30 de junio de 2014

NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMÁS

La dependencia afectiva nos hace sentirnos mal los días de soledad.
No deberíamos ser prisioneros de la relación con nadie de manera que no sepamos comportarnos sin el consejo de esa persona. Además, esta dependencia nos hará infelices por el hecho del miedo a la pérdida de esta relación. Hay que aprender a moverse por la vida de manera independiente y no esclavizarse a otro de manera que nos podamos estar ni un minuto sin él. Hay que saber tomar decisiones por uno mismo sin la necesidad de estar avalados por los demás. Los terrores exagerados nos llevarán a percibir las circunstancias peor de lo que son, y el miedo a quedarse sólo es uno de los terrores más irracionales y comunes.

Tampoco es adecuado encerrarse demasiado. Por ejemplo, cuando nos vemos inmersos en situaciones adversas no es bueno sumirse en uno mismo  y adoptar el papel de víctima. Es bueno en este caso rodearse de personas enérgicas, y no de personas tristes o nerviosas cuando uno se encuentra mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario