El poder que tienen los conceptos que utilicemos para
definir la propia biografía es enorme.
Al analizar nuestra vida podemos
tener distintas perspectivas. La propia historia habrá de elaborarse en base a argumentos
positivos. Con independencia de que tengamos experiencias traumáticas que
hayamos experimentado tendremos que ser positivos. Así, para crear nuestro
relato autobiográfico habrá que dar un peso especial a las cosas buenas que
hayamos pasado. Aunque hayamos tenido experiencias malas deberíamos intentar crear
un relato subjetivo extrayendo lo beneficioso y narrar las vivencias con
alegría.
Debemos ser capaces de conservar
la fuerza de voluntad, aunque hayamos tenido algún fracaso. La motivación para
nuestros proyectos ha de mantenerse. De ahí la importancia de no marcarse
objetivos excesivamente ambiciosos sino centrarse más en las posibilidades cercanas.
Cualquier cosa que te propongas habrá de basarse en un afán de superación de
uno mismo.
Tratemos de ser creativos en la
búsqueda de soluciones a los problemas pero sin basarnos en ilusiones sino
tratemos de centrarnos en una realidad posible de alcanzar. Nunca nos perdamos
en el laberinto de las cosas deseadas pero inalcanzables. Vivamos centrados en
quién realmente somos y no en quién desearíamos convertirnos.
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