Cuando tengamos que tomar una
decisión lo peor que podemos hacer es encerrarnos en la duda. Esta dificultad
en la toma de decisiones refleja miedo o falta de autoconfianza.
No deberíamos demorarnos en realizar
las cosas que tengamos pensado hacer. Si para cada asunto cotidiano gastamos mucho
tiempo pensando en ello, significa que existe un miedo a mostrarnos tal y como
somos ante otras personas, en definitiva, una gran falta de seguridad personal
y una gran dependencia de los demás. Pero así sólo estaremos anulando sin
darnos cuenta nuestras propias ideas u opiniones. Es bueno apreciarse uno mismo
sin la necesidad del reconocimiento externo. Las opiniones de los demás deben
tenerse en cuenta pero sin llegar a condicionar quienes somos.
También el temor a equivocarse
nos puede llevar a la indecisión. Es algo infantil ser demasiado indeciso por
miedo a cometer un error. Para reducir este miedo podemos intentar trivializar
las posibles consecuencias malas que tengamos en nuestra imaginación. Procuremos
tener verdadera seguridad en nosotros mismos a la hora de tomar decisiones.
Una auténtica seguridad en uno
mismo no implica negar las propias limitaciones ni tampoco creer que vamos a
poder con todo. La seguridad se obtiene entre otras cosas a partir de aceptarse
y quererse tanto con los éxitos como con los fracasos. Cuando la duda en uno
mismo es algo permanente y por ello no pasamos a la acción deberíamos fiarnos
más de nuestros criterios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario