Muchas veces hacemos algo guiados
por lo que sentimos sin pensar, y eso es un error Hay que buscar un equilibrio
entre la razón y la emoción. A veces nos dejamos llevar de manera inconsciente por
emociones intensas, y deberíamos centrarnos más en la realidad.
Hay intentar conducirse en la
vida equilibrando lo que creemos y lo que sentimos. No hay que dejarse tentar
demasiado por nuestros sentimientos pero tampoco comportarse de una forma
excesivamente racional. Vivamos basándonos de verdad en buscar objetivos
claros, precisos y pero también tengamos en cuenta nuestros sentimientos. Hay
que luchar con pasos cortos que respondan de acuerdo a cosas lógicas, pero que
esos pasos te hagan sentir bien. A largo plazo será perjudicial actuar
basándonos exclusivamente en la emoción o en la razón. Lo que tengas que
decidir en tu propia vida debería adecuarse no solamente a lo que sientas sino
responder también la lógica.
Los seres humanos tenemos dos
mundos que son el racional y el emocional. En la mayoría de las ocasiones respondemos
de manera más acorde a uno de ellos que al otro, y pesa involuntariamente uno
más que el otro. Debemos tratar comportarnos equilibrando la balanza con
nuestros sentimientos. Pero tampoco dejarnos arrastrar por ellos. Las emociones
a veces nos inmovilizan y nos impiden actuar de una manera adecuada.
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