Nuestro futuro
no debería seguirse tan sólo con nuestros deseos sino también con un poco de esfuerzo.
A través del espejo de los caprichos se puede llegar a recibir un gran golpe en
la vida.
Deberíamos
tener en cuenta que casi ninguno de nosotros llegará demasiado lejos. Por eso hay
que mirar el mañana más objetivamente. Hay que adquirir el hábito de realizar esfuerzos con
constancia para llegar a los objetivos propuestos, renunciando a los deseos
inmediatos. Y estos objetivos deberían basarse en deseos razonables y en la lógica.
Ser caprichoso implica no saber esperar el momento oportuno y suele llevarnos a tener fracasos
monumentales por lo cual hay que centrarse más en cosas razonables.

Es de gran
importancia valorar las situaciones y hacer una reflexión previa sobre qué
vamos a hacer. Porque comportarse de una manera impulsiva suele producir
resultados negativos. Nuestras respuestas ante los hechos reales repercuten en
el futuro. Además apelar a la suerte por lo que nos ocurra, bueno o malo, no es
más que una manera de no responsabilizarnos de nuestros actos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario