lunes, 4 de noviembre de 2013

NO ACTÚES SIN PENSAR

Nuestro futuro no debería seguirse tan sólo con nuestros deseos sino también con un poco de esfuerzo. A través del espejo de los caprichos se puede llegar a recibir un gran golpe en la vida.
Deberíamos tener en cuenta que casi ninguno de nosotros llegará demasiado lejos. Por eso hay que mirar el mañana más objetivamente. Hay que  adquirir el hábito de realizar esfuerzos con constancia para llegar a los objetivos propuestos, renunciando a los deseos inmediatos. Y estos objetivos deberían basarse en deseos razonables y en la lógica. Ser caprichoso implica no saber esperar el momento oportuno  y suele llevarnos a tener fracasos monumentales por lo cual hay que centrarse más en cosas razonables.
Las cosas tienen más valor si uno ha tenido que esforzarse por lograrlas. Lo que nos sucede en la vida es bastante dependiente de cómo actuemos. Por tanto cuando busquemos algo no hay que esperar con los brazos cruzados. El destino que tengamos está en función de nuestra actuación previa. En cambio, habrá poner en marcha todos nuestros  recursos a favor de lo que queremos lograr. Rechacemos creencias erróneas que nos dicen que todo depende de la suerte. El azar no es más que una interpretación falsa de la causa de los sucesos que nos ocurren. Casi todo lo que nos ocurre tiene una explicación lógica.

Es de gran importancia valorar las situaciones y hacer una reflexión previa sobre qué vamos a hacer. Porque comportarse de una manera impulsiva suele producir resultados negativos. Nuestras respuestas ante los hechos reales repercuten en el futuro. Además apelar a la suerte por lo que nos ocurra, bueno o malo, no es más que una manera de no responsabilizarnos de nuestros actos.

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