Lo peor que uno puede hacer es no
actuar simplemente por un temor irracional a hacer las cosas mal.
Nadie es perfecto, y nosotros
tampoco. Por tanto no hay ninguna razón lógica para tener miedo a cometer algún
error. No tengamos miedo a tomar decisiones por temor a que no salga todo
perfecto. No nos quedemos anclados en un pasado en el que hayamos cometido
grandes errores. Trata de no encarcelarte en el recuerdo de momentos vitales traumáticos
y trata de adentrarte en lo desconocido.
A lo largo de la vida deberíamos
intentar conservar conocimientos útiles que hemos adquirido, peor también introducir
algo nuevo en las rutinas. La existencia nos resultará más fácil de llevar en
el caso de que combinemos las cosas ya aprendidas con nuevas experiencias que
vivimos por primera vez.
A veces, existe una contradicción
entre muchos de nuestros conocimientos y la realidad. Por tanto debemos ser
flexibles para modificar algunos de los esquemas aprendidos e incorporar nuevas maneras de hacer las cosas. No siempre
hay por qué atenerse a procedimientos habituales de hacer las cosas, y debemos
realizar aprendizajes nuevos. Es siempre beneficioso no huir de experiencias
nuevas, para no repetir continuamente lo mismo. Estancarnos nos bloqueará para ver
las cosas desde otro punto de vista.
Y para ello debemos perder los miedos
a enfrentarnos a lo desconocido, las experiencias nuevas nos aportarán muchas ideas
beneficiosas.
La finalidad de las vivencias no
es tener éxito, ya que será más
importante lo que aprendamos en conjunto.
Podemos aprender mucho de los tropiezos. Es importante procurar no tener
más bienes materiales, sino simplemente saber más sobre la vida y sobre
nosotros mismos.
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