Cuando las cosas van mal es
posible que intentemos darles la espalda en lugar de afrontarlos. Hay que ser
valiente y cara a los problemas que se nos presenten. Gran parte de nuestro
futuro depende de lo que nosotros hagamos en su construcción. Debemos aprender adaptándonos
a los cambios con energía, amoldándonos a las nuevas condiciones. Es un error
grave dar tu vida por perdida a causa de las dificultades.
Demos salida a todo nuestro
potencial. A veces los traumas personales aumentan por un intento de huir de ellos.
Hay que procurar adaptarse a los imprevistos que se nos presenten. En nuestros
proyectos de vida hay que aceptar los fracasos puntuales pero sin llegar a
abandonarlos. La perspectiva que hay que adoptar ante situaciones difíciles consiste
en reflexionar con valentía y actuar con confianza, sin llenar nuestra cabeza
de negatividad. Paciencia y pensamientos reconfortantes son básicos para sobrevivir.
Eliminemos el miedo excesivo a fracasar y los sentimientos de culpa, sin caer
en el lamento inútil ni la desesperación.
Hay que entrenar la propia fuerza
de voluntad para superar las situaciones críticas, decepciones y desengaños que
suframos. Procuremos centrar nuestra atención en aquellos aspectos de la
situación que sean más favorables y también en los que nos sea posible cambiar.
Eliminemos el miedo. Sobreviviremos mejor ante nuestros problemas si
sustituimos el derrotismo por el positivismo y la esperanza.
Hay que mostrarse resistente ante
los problemas. Levántate cada día tratando de afrontar con energía las dificultades.
No te bloquees ni te frenes a causa de los imprevistos que se te presenten. Que
las experiencias negativas no determinen tu vida.
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