martes, 4 de octubre de 2016

Toda la cerveza que bebes tiene cuatro siglos
Antes de que se descubriese la cerveza la gente solía vagar de un sitio a otro siguiendo a las cabras. Después se dieron cuenta de que el grano se podía cultivar y convertir en pan, y que se podía machacar y ser transformado en un líquido que producía una sensación agradable, cálida y acogedora. Los humanos se asentaron para esperar a que creciera el grano y fermentara la cerveza. Cambiaron sus tiendas por aldeas, estas se convirtieron en pueblos, después en ciudades y así hasta hoy.
Lo que está claro es el que mundo de hoy sería impensable sin la domesticación de las levaduras, hongos microscópicos que transforman el azúcar en alcohol y otros productos. Ahora, casi una veintena de investigadores de Bélgica, Alemania y EE UU han secuenciado el genoma de 157 levaduras de la especie.
Los cerveceros de aquella época fueron los suficientemente listos como para reciclar el sedimento que quedaba después de cada fermentación y añadirlo a la siguiente, lo que hizo que el proceso fuese cada vez más consistente y rápido. En la Edad Media probablemente la levadura de pan era muy similar a la de la cerveza y hay referencias de que panaderos y cerveceros se las intercambiaban, por supuesto sin saber lo que era exactamente.
Los seres humanos llevamos mucho tiempo fabricando cerveza. Antiguamente, se hacía de forma rudimentaria y hoy en día se ha modernizado la técnica de fabricación.



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