lunes, 4 de marzo de 2013

MOLDEAR NUESTRO DESTINO



Para construir nuestra vida es conveniente valorar la realidad con firmeza antes de actuar. La manera de interpretar las cosas tiene mucha influencia en cómo nos comportemos ante ellas. Debe existir cierta coherencia entre cómo pensamos, interpretamos las cosas y finalmente actuamos. Es importante la valoración que hagamos de la realidad. Los reveses de la vida deberíamos interpretarlos como algo que podría ayudarnos. Es decir, lo malo puede cambiar de sentido si lo concebimos como oportunidad para renovar nuestra vida. Hay que estar en buena disposición para aprender de todas las experiencias que vivimos.
Es importante no obsesionarse demasiado ni preocuparse innecesariamente, pasar demasiado tiempo pensando en lo mismo.  Para nada solucionaremos antes o mejor nuestros problemas en base a   “comernos el coco“. Es más, probablemente será todo lo contrario y lleguemos a paralizarnos a causa de pensar excesivamente y de forma exclusiva en ellos, haciéndonos llegar a conclusiones absurdas. Hay que saber separar lo importante y necesario de lo secundario. Hay que aprender a relajarse y a utilizar cuando sea conveniente frases calmantes. Establezcamos el tiempo oportuno para pensar en nuestros problemas y para nada lo hagamos en exceso. Aprende a dar un esquinazo a angustias innecesarias.
Cuando uno se dirige hacia una meta habrá de perseguirla añadiendo al esfuerzo el sentido del humor. De esta manera, será capaz de esforzarse y disfrutar de sus persecuciones. A esto deberíamos añadir una gran autoconfianza al ir tras algo deseado.
Finalmente, deberías tratar de darte oportunidades buenas. Aprovechar las cosas nuevas que surjan en tu camino. En la vida se aprende de todo, pero hay que disponerse a ello.
Nuestro futuro irá mejor en base a buscar la felicidad cada día, en cada acción y en cada momento. Uno de los motivos para vivir se encuentra en no desesperarnos ni rendirnos ante las experiencias negativas que experimentemos. Deberíamos motivarnos para sobrevivir en base a tratar de superar nuestros infortunios con ganas e ilusión. Para luchar con el fin de vencer terribles males o simples problemas diarios es necesario impulsarnos para continuar con ilusión y alegría. Una poderosa fuerza de supervivencia puede obtenerse de nunca perder absolutamente la ilusión ni dejar de luchar con fuerza. Una manera sencilla de sobrevivir consiste en convertirnos en luchadores incansables en nuestras malas situaciones.

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